Quienes por nuestra profesión utilizamos el Teletrabajo como herramienta desde hace ya tiempo, sabemos de las ventajas, pero también de las enormes oportunidades a la que esta modalidad nos enfrenta, particularmente para aquellas empresas/ instituciones/ profesiones a las que esta alternativa les “ha sido impuesta”. 

Frente a las nuevas reglas que nos plantea el escenario global actual, una de las tantas preguntas que surgen es si el Teletrabajo es una necesidad transitoria, o una opción que llegó para quedarse, como una tendencia central del mercado laboral del siglo XXI.

El trabajo en el siglo XXI está caracterizado por ser una actividad que se hace, más que un lugar donde se va, lo hemos leído y escuchado, pero todavía está lejos de ser una práctica generalizada. 

Hay perfiles con mayor afinidad que otros para teletrabajar. Hay posiciones teletrabajables, y otras que no. También existe una legislación vigente que es conveniente conocer.

Sin embargo, no es en este punto en el que quiero detenerme ahora, sino básicamente en lo siguiente:

¿Existe una tensión entre el deseo de recuperar la vida “normal” por un lado, y transformar, por otro, todo aquello que no estaba bien, previo a la pandemia?

¡Ojalá que sí!

En lo personal siempre busco dar un paso más, porque entiendo que ese es el camino, aún en tiempos difíciles. En nuestro país lo normal es la turbulencia, la tranquilidad es la excepción. 

Aggiornamiento: No solo la Ley que regula la jornada laboral es antigua (Ley 11.544 de 1929), también lo son ciertas inercias y convenciones arraigadas desde principios del siglo XX.

Muchas posiciones, oficios y profesiones requieren, indispensablemente, ser ejercidas presencialmente en un horario definido. Sin embargo, la enorme mayoría no.

Por otro lado, ¿es necesario, por ejemplo, que ingresen 700 mil autos todos los días hábiles, y en hora pico, a la ciudad de Buenos Aires provocando congestionamientos con el consecuente: impacto ambiental, desperdicio de recursos económicos, tiempo y productividad?

Dependiendo de la ciudad en la que vivamos podemos pasar hasta cuarenta horas al año, en un congestionamiento (fuente La Vanguardia).

¿Podrían desplazarse las horas pico 09:00 / 18:00? ¿Podrían escalonarse los horarios?

De hecho es lo que se está evaluando por estos días para ir retomando gradualmente la actividad económica.

Las reuniones de trabajo masivas, convenciones/ congresos/ eventos,  ¿podrían llevarse a cabo en horarios desvinculados de estos extremos? ¿Tenemos los sistemas de comunicación para hacerlo?

¡Sí!

¿Es posible coordinar voluntades entre Gobierno, Universidades y Empresas? ¿Y al mismo tiempo asumir nuestra voluntad y responsabilidad ciudadana para lograrlo?

Ese es el camino.

 

Datos relacionados de impacto:

El tránsito afecta a nuestra salud (fuente New York Times).

Según datos de la OMS cada año se pierden 1.3 millones de vidas, solo a causa de la polución urbana.

Marcas líderes como Toyota están proyectando todos sus modelos híbridos.

Si bien por diferentes motivos los “servicios de movilidad colectiva” o “carpooling” aún no son tendencia en nuestro país, van ganando cada vez más adeptos y pueden ser una alternativa para viajar de manera más fácil, reducir el flujo de tráfico, dividir gastos, conocer gente y cuidar nuestro medioambiente.

 

Pero por el momento: #MeQuedoEnCasa, #QuedateEnCasa. Y sigamos sumando fuerzas e ideas.

 

 Leonardo Rosso – Director Gaudens – leorosso@gaudens.net

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