Por qué deberíamos interesarnos en la Productividad

“La historia de la productividad es en esencia el registro de los esfuerzos del hombre para salir de la pobreza”. John W. Kendrick (1961).

La mejora de la productividad es lo que les permitió a los países elevar su estándar de vida de manera sostenible.

En nuestro país se habla mucho del indicador de pobreza, pero casi nunca del indicador de Productividad, que según el economista @ArielCoremberg, en la Argentina hoy es similar a 1950. Esto implica que tenemos que trabajar más, con mayores esfuerzos para convertir las materias primas y los insumos en productos con los cuales satisfacer nuestras necesidades.

La Productividad es la resultante de cómo utilizamos los factores de Conocimiento y Tecnologías, junto con la organización y la dirección de nuestras actividades, y la motivación de las personas con las que trabajamos.

Mejoramos la Productividad cuando obtenemos más toneladas métricas de maíz por hectárea, o ensamblamos un auto con menos horas hombre. Ahora bien, estos ejemplos deben ser tomados con cuidado. La Productividad que nos interesa es la de todo el sistema socio-técnico involucrado.

No quiere decir que si en una empresa A, se tiene más kilogramos de pan por hora hombre que la empresa B, eso se deba a que el trabajador de la empresa A, trabajó más duro que el trabajador de la empresa B. Este resultado ha podido darse por múltiples factores, entre otros, mejor materia prima, mejor maquinaria, mejor método de trabajo, mejor gerencia de la producción.

También es verdad que mejoramos la productividad cuando con los mismos recursos, hacemos algo con mejor calidad, cuando disminuimos los desperdicios, los retrabajos, etc. Cuando hacemos algo que nuestros clientes lo preferirán. Pudiéramos resumir estos párrafos con el dicho inglés “Productivity is to Work Smarter, Not Harder”, Productividad es trabajar inteligentemente, no más duro.

 

Pero hay más…

Vamos a buscar a una persona de relevancia en la historia de la humanidad como fue Mahatma Gandhi quien precisó:

“La productividad es aprovechar al máximo nuestro tiempo y talento, dar energía a todo el medioambiente que nos circunda, de tal manera que los hombres y mujeres estén inspirados y motivados; que se aprovechen al máximo a sí mismos, como personas y como miembros de la sociedad en todos los planos de la vida, del pensamiento; trátese de política, economía, casa, pueblo o fábrica, la vida a nivel material o la vida a nivel del espíritu”.

Podemos apreciar como esta definición lejos está de la “mala prensa que sobrelleva la productividad”. ¿Y por qué sucede esto?

Porque no se comprende su esencia de manera integral, y se reduce su consideración asociada con solo tres factores: tiempo, materiales y dinero. Sin embargo, podemos asegurar que esta es una visión parcial, ya que como bien dijo Gandhi, la productividad es indivisible de la calidad de la persona empleada, su talento y medioambiente.

Contemplando esta definición imaginemos con un ejemplo gráfico qué es tener una productividad similar a 1950: ▶ Pit Stop Fórmula 1.🏁

Ahora bien, otra de las distinciones que debemos tener en cuenta es que existen varios niveles para pensar la productividad: País – Empresas – Personas.

Y, ciertamente, tener esto presente es muy importante para comprender y gestionar los Factores de la Productividad, a cada nivel, y evitar errores. 

Por ejemplo:

  • Un País más productivo se traduce en una elevación de los ingresos de los ciudadanos, y en un mejor nivel de vida de los mismos. Y a nivel país, el Gobierno es un factor clave. Un Gobierno más productivo puede dar mejor cantidad y calidad de servicios a sus habitantes, pero sobre todo es capaz de orientar al país hacia senderos de armonía y desarrollo.
  • Empresas más productivas pueden dar empleos de mejor calidad y ser más sustentables ante embates de crisis económicas.
  • Una Persona más productiva puede agregar mayor valor y tener más disponibilidad de tiempo.

Focalizarnos en mejorar la Productividad, a todos los niveles, es clave para construir el bienestar.

 

Haciendo un poco de historia

En Japón, en medio de violentas protestas sindicales en la posguerra, altísima inflación y caos generalizado, el Gobierno, Empresas y Sindicatos se pusieron de acuerdo para trabajar juntos en el aumento de la productividad con una condición:

Al mejorar la productividad de un sector no se despide a nadie, si hay desperdicio de potencial o talento en un área luego de haber trabajado para mejorarla se entrena a la persona para aprovecharla en otro puesto. Esto implicó que las empresas se pudieran capitalizar y fortalecer, invertir en tecnologías, y los trabajadores gozar de mejores estándares de vida y calidad en sus condiciones laborales.

Ese Pacto Nacional por la Productividad hizo posible no solo la recuperación de un país que quedó destruido, sino que con el correr de los años, Japón devino en convertirse en una de las cinco economías líderes a nivel mundial, con el consiguiente beneficio a nivel de sus ciudadanos.

Para ello necesitamos rescatar la relevancia de los Empresarios. Sin Empresarios no hay empresas competitivas, y sin empresas competitivas no tendremos trabajadores con empleos de calidad. Como dice Takao Kasahara: “El rol del Empresario es el desarrollo del negocio, y el del Ingeniero es hacerles más simple la tarea a las personas”.

En tiempos del Trabajo 4.0 es esencial mejorar la productividad: países como Alemania y Japón la han desarrollado y aún teniendo una de las tasas más altas de robots por habitante, el desempleo es muy bajo.

En Argentina, la mejora de la Productividad debe ser el Norte que guíe todos los esfuerzos en el plano económico, la salud, la educación, y aún en la Política para construir Instituciones democráticas sólidas, basamento de un bienestar duradero.

 

Por:

Francisco J. Rodríguez | Ingeniero Industrial | Doctor en Ingeniería de Proyectos, especializado en Productividad | Presidente de FIM PRODUCTIVIDAD AC. 

Leonardo Rosso | Licenciado en Relaciones Industriales | Máster en Dirección y Gestión del Cambio Organizacional | Director de Gaudens.

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